Paola Moya ingresó a la escuela Fortunata García de García y luego de unos cuantos minutos se retiró del establecimiento educativo de Las Talitas. Llegó, votó y “se desocupó rápido”. Algo tan normal como la de sufragar de manera sistematizada generó sorpresa ayer entre los tucumanos, acostumbrados a vivir jornadas electorales acaloradas y con muchos retrasos. El recuerdo más cercano de los votantes fue lo que sucedió el 23 de agosto en los comicios provinciales.

“Estuve dos horas esperando la vez anterior. Hubo mucho retraso en agosto”, comparó la mujer, quien acudió a la escuela acompañada por su hija, Lucía Andrés.

“Me ofrecieron bolsones (en los comicios a gobernador), pero no los acepté. Esta vez no me propusieron nada (de mercadería)”, contó la menor de las mujeres.

“Está bien votar como hoy (por las elecciones presidenciales). No hay autos que te traen ni nada (que condicione el voto). Una viene por propia voluntad y elige tranquila, sin los punteros ni ofrecimientos de bolsones. Hay mucha gente que se deja comprar por un bolsón, que sirve para el día... ¿y después?... Con un plan tampoco se vive”, añadió Moya al retirarse con su hija.

La fluidez de las votaciones asombró en diferentes municipios del Gran San Miguel de Tucumán y en algunas ciudades con mayor población en la provincia, como Concepción. Puntualmente, por la menor cantidad de candidatos y de fiscales por mesa en las escuelas.

En el proceso electoral tucumano se habían presentado alrededor de 25.000 postulantes (a gobernador, a la Legislatura, las intendencias y los respectivos concejos deliberantes, y a delegado comunal bajo el sistema de acople). Eso llevó a que los presidentes y los vocales hayan sido acompañados por casi 25 fiscales durante el control del padrón electoral. En las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) también se habían observado demoras e incidentes.

En ambas oportunidades se utilizó como práctica política el traslado de electores en vehículos y motocicletas contratadas o “movilizadores”, bien identificados por el partido y el candidato, lo que desembocó en un caos del tránsito en el exterior de cada institución educativa. A ello, se sumó la entrega de bolsones, como práctica clientelar, que condenó hasta por la Corte Suprema de Justicia de Tucumán (CSJT) en el fallo que validó la elección provincial.

Pocas situaciones similares se expusieron ayer desde las primeras horas del día, en los diferentes establecimientos de Tucumán. En la capital, Banda del Río Salí, Alderetes y Las Talitas fue visible la fluidez del proceso.

“Ahora está tranquilo. Se siente, se ve que no circulan los autos contratados. Todo es más rápido”, comentó Mónica López, mientras se retiraba durante la mañana de la escuela Nuestra Señora del Rosario de Nueva Pompeya, conocida como la del Mercofrut, en la zona sur de San Miguel de Tucumán. En los pasillos de la escuela Juan Crisóstomo Méndez, de Banda del Río Salí, dijo que votó de forma tranquila y que esa situación le sorprendió. “Apenas entré, salí”, destacó.

En un recorrido que realizó LA GACETA por la zona este del área metropolitana de la provincia, la presencia de la Policía y de Gendarmería fue notoria. “Si aparece algún auto con cartel de algún partido se le pedirá al chofer que no circule por la zona de la escuela. En caso de que el vehículo reaparezca, se procederá al secuestro del coche”, había comentado un efectivo de la Policía que controlaba en la zona del Mercofrut.

Ayer, luego de dos experiencias traumáticas, los tucumanos vivieron una jornada electoral en calma. Tanto, que muchos votantes tildaron socarronamente de “aburrida”.

Por las escuelas

Taxi libre.- Hasta los propios policías de la Provincia estaban sorprendidos por la falta de “movilizadores” de votantes en las escuelas de Villa 9 de Julio. “En las elecciones anteriores era un movimiento imparable de autos que iban y venían, que estaban ‘trabajando’, no se encontraba un taxi libre”, dijo un oficial en la puerta de la escuela N° 49 Juan B. Alberdi. Era cierto: sobre calle Martín Berho había algunos autos de alquiler con la luz de taxi libre encendida, esperando que salieran votantes para hacer algunos viajes.

Calle libre.- “Hubo mucho control y estuvo todo muy tranquilo”, dijo sorprendida Sara Leiva, quien vive desde hace 60 años a dos casas de la escuela Salustiano Zavalía, en barrio Echeverría. “Generalmente hay autos estacionados a los dos lados de la calle, prácticamente no se puede circular, pero esta vez estuvo tranquilo”, destacó la vecina. En esa escuela algunos fiscales tuvieron que reponer votos en el cuarto oscuro ya que en dos oportunidades aparecieron sufragios cortajeados. Por lo demás, no hubo incidentes.

El “barro” de la política.- En las afueras de la escuela Benjamín Villafañe (en la esquina de Blas Parera y José Hernández, Villa 9 de Julio) también se extrañaron los movilizadores que “acarrean” votantes a las escuelas. No había, o al menos estaban perfectamente camuflados. Lo que se extrañó fue la cantidad de barro podrido y agua servida que se junta históricamente en las calles que rodean esa escuela (foto) y que dificultan la circulación de los votantes cuando hay elección y de los vecinos y los alumnos a diario. “Esto es una m... siempre está así, no puede ser que no hagan nada para arreglarlo”, dijo una joven que accidentalmente enterró su sandalia en el barro. Miguel Moreno, otro vecino de la zona, fustigó la falta de arreglos en esa esquina: “hace 20 años vivo acá y siempre es lo mismo, ni siquiera lo arreglan para las elecciones, para quedar bien”, renegó el elector.

El reloj corriendo.- Mario Dip, un votante de la escuela Zenón Santillán (barrio Echeverría) largó una carcajada cuando se le consultó si alguien le había ofrecido llevarlo hasta la escuela a votar. “El único que me trajo y me lleva es el taxi que paré en la esquina de mi casa, que me está esperando y con el reloj corriendo, así que me voy”, se despidió.

¿A quién votó?.- En varias escuelas se observaron a personas que consultaron a votantes a qué candidato había elegido. Los encuestadores afirmaron que habían sido contratados por firmas privadas para determinar el conocido “boca de urna”, que marca una tendencia electoral.

Cumple.- Carlos Cayetano Maldonado, de 71 años, voó en cada elección. Hace 15 años participa en los sufragios a pesar de haber sufrido un derrame que afectó la función corporal, según contó Pedro, su hijo, quien ayer lo acompañó hasta la escuela Juan Crisóstomo Méndez, en Banda del Río Salí. “Esta vez pudo votar tranquilamente (en el cuarto oscuro accesible). Sin demora, como sucedió en las elecciones pasadas (provinciales)”, contó el hijo.